Creada hace seis meses, la startup cree que los drones reemplazarán a los aviones en las operaciones de calibración de pistas de aeropuertos.
Dos luces rojas y dos blancas en la pista. Estos son los colores que los pilotos necesitan ver cuando aterrizan y que les permiten saber que su ángulo de descenso es correcto. Este sistema PAPI de iluminación se verifica periódicamente para detectar fallas en las operaciones de calibración de la pista del aeropuerto. Las pistas están cerradas para que la aeronave encargada de las inspecciones pueda realizar simulaciones para comprobar que todo está en funcionamiento. Esta operación la realiza actualmente un avión tripulado. La startup española CANARD Drones espera que los aviones sean reemplazados por drones.
Licenciado en Ingeniería Informática y MBA por la IE Business School, Jorge Gómez puso en marcha esta idea hace un año. Convenció a Ana Pérez (Ingeniera Aeronáutica), Rafael Aguado (Ingeniero Informático) y Juan Díaz (Ingeniero de Telecomunicaciones) para que construyeran un dron que pudiera realizar operaciones de calibración de pistas.
“Nos dimos cuenta de que la calibración era sumamente cara ya que se trataba de un avión, un piloto, cerrar las pistas… Y que existía la posibilidad de utilizar drones. Construimos el prototipo en tres meses. El dron, que simula al avión, se coloca frente al sistema PAPI en la parte superior de la pista y verifica si está calibrado correctamente o si es necesario ajustar las luces”, explica Juan Díaz, CTO de la startup.
Ana Pérez, CFO, destaca que el coste de la operación se reduce: “Utilizar aviones cuesta 3,000 euros la hora. Si se usa un dron, no paga al piloto ni a la tripulación por una hora de trabajo, y no paga por mover la aeronave entre aeropuertos para la calibración, etc. Usar el dron significa flexibilidad “.
Según la Ingeniera Aeronáutica, con más de 10 años de experiencia en Airbus, “la novedad es pasar de un procedimiento clásico y conocido que se utiliza desde hace mucho tiempo a aplicar una nueva forma de trabajar que es ventajosa a todos los niveles: reduce tiempo y costes, además de aumentar la flexibilidad “.
La startup CANARD Drones se formó hace seis meses y en ese tiempo ha lanzado un prototipo y está a punto de lanzar el segundo con 28 minutos de tiempo de vuelo. Díaz señala que “el dron no es la estrella del proyecto. Hay tres jugadores principales: el dron; el software (analiza todos los datos enviados desde el dron: las posiciones, el metraje de la cámara, etc.); y, por último, pero no menos importante, la definición de la operación ya que estamos hablando de desarrollar un procedimiento que actualmente no existe”.
Según Ana Pérez, “el dron en sí es un producto” y, por ello, están llamando a la puerta de todos los operadores y presentando el proyecto. Y aunque estos dos expertos coinciden en que el ritmo del mundo aeroportuario es lento, no han sentido miedo por parte de los pilotos. Además, AENA está interesada en el proyecto y creen que próximamente se convocará a concurso público.
Mientras tanto, apuntan a Holanda, donde han realizado pruebas en el aeropuerto de Lelystad. Asimismo, han sido seleccionados por la aceleradora startupbootcamp y han recibido hasta la fecha 100.000 euros de financiación (50.000 euros de la Agencia Espacial Europea y 50.000 euros de Finodex). El siguiente paso es conseguir el primer contrato y poder empezar a trabajar en varios aeropuertos. “Los drones son el futuro. No tengo nada en contra de los pilotos, pero este es el futuro”, concluye la Ingeniera Aeronáutica.